Hay libros que nos encuentran en el momento preciso. Nos reflejan con la claridad de un espejo en ese momento vital. Este magnetismo es el que me llevó a Cuatro amigos, una novela que el escritor David Trueba dejó libre en 1999 pero que llegó a mí hace solo unos meses, justo el año en el que la mayoría de mis amigos, y por supuesto yo también, estamos cumpliendo los treinta años.
La novela de David Trueba narra el viaje iniciático y, sin embargo, con regusto crepuscular, de cuatro antihéroes, buenos amigos, que no tienen nada que ver los unos con los otros salvo porque les atosiga la misma espada de Damocles: la llegada de los treinta años. No es que vayan a cumplir exactamente treinta años los cuatro protagonistas del libro a la vez. Los treinta años actúan, más bien, como un horizonte, el de la de la madurez mal llevada, la vida que se pone seria y, sobre todo, nuestra actitud bipolar ante la realidad de más entradas y más dificultad para sobrellevar una resaca con dignidad.
Mientras que algunos de nosotros nos agobiamos porque, al cruzar la frontera de los treinta, nuestra vida no es tan madura como habíamos imaginado (no tenemos pareja, nuestro trabajo no es definitivo y tener hijos no entra dentro de nuestros planes), otros vemos angustiados cómo la vida se nos ha puesto seria. Como si nos supiera mal haber cerrado en falso etapas que nos gustaría desempolvar. Muy a menudo, estas dos visiones se combinan en un mismo cerebro y el riesgo de una reacción nuclear es inminente.
La resistencia a la madurez es la que comparten los protagonistas de Cuatro amigos. Una de las virtudes de David Trueba es saber caracterizar a sus personajes con precisión, trazando caracteres y fortunas muy marcados y con tendencia al patetismo.
- Solo es el narrador protagonista del libro. Como su apodo indica, la sensación de soledad le define, sobre todo después de recibir una invitación de boda de su exnovia. Su principal compañía es un complejo de inferioridad provocado por unos padres brillantes.
- Blas es el pupas de Cuatro amigos. Es un desastre con las mujeres, con su aspecto físico y con su aseo personal. Protagoniza escenas de carcajada, incluso escatológicas, y dice haber estado siempre cerca de conquistar a una chica, pero siempre se queda en el casi. Para ellas, Blas es el clásico hombro sobre el que llorar. Para él, esta actitud servicial es una inversión para conseguir sexo en el futuro.
- Raúl es el más responsable del grupo, pero es incapaz de convivir con su responsabilidad como padre de dos gemelos y pareja de una mujer extremadamente controladora. Raúl compagina su vida familiar con un poco disimulado interés por el sexo extremo.
- Claudio es el guapo rompecorazones del grupo. Bajo su seguridad y lozanía se atisba el miedo al compromiso y a ser destronado de su reinado de seducción con el paso del tiempo.
Estos son los cuatro encantadores amigos que David Trueba coloca en una suerte de road movie por España. El viaje, accidentado desde el minuto uno, es gamberro al estilo American Pie. Ofrece sexo, borracheras y batallas campales. Por el camino rezuma una filosofía trasnochada.
Y esa quizás sea la esencia de Cuatro amigos: promete comedia a corto plazo y carcajada low cost, pero conforme avanzamos en la lectura se nos va congelando la sonrisa y empezamos a reflexionar sobre lo que significa madurar, cerrar etapas, dejar ir para poder avanzar. Lo que significa llegar a los treinta años y pasar lista de las locuras que ya tendríamos que haber realizado y que aún nos quedan pendientes. ¿Qué tendrán las cifras redondas que nos obligan a hacer balance y a recapitular?
Quizás tenga que esperar a los cuarenta para averiguarlo.
caterina says
Tenc moltes ganes de llegir aquest llibre i amb la teva ressenya, molt ben explicada, encara me n’han entrat més. És d’aquestes novel·les que he tengut més d’una i dues vegades a les mans en les darreres setmanes i que mai m’he animat a comprar al final perquè he prioritzat altres obres. En tot cas el tenc apuntat, al títol i l’autor, en la meva llista de lectures pendents a adquirir 😉
Robert Sendra says
Hola, Caterina, moltes gràcies pel teu comentari! Molt recomanable la lectura, perquè és un llibre molt amè de llegir i no per això deixa de tenir bones reflexions. De David Trueba també he llegit Saber perder i Blitz. Sobretot el segon, és molt senzill, però té alguna forma d’expressar els sentiments que connecta molt amb mi. Molt recomanables tots aquests llibres!